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La Razón por la cual los Cristianos Necesitan Mejorar su “Trato Personal”

El dolor punzante entre las sienes era tan severo que él se veía obligado a salir de su sillón reclinable y gatear lentamente hacia el medio del piso del salón. Dado que le tocaba subir las escaleras para llegar al dormitorio, simplemente no tenía las fuerzas para subirlas para llegar a su cama. La mayoría de las luces en la casa ya estaban apagadas, e incluso el menor rayo de iluminación posible era como un balazo a través de los ojos. Literalmente no me acuerdo de un día; desde que tengo memoria, cuando él no tenía que soportar un dolor punzante que empezaba sobre el ojo izquierdo, se extendía hacia las sienes, sobre la parte superior de la cabeza y hacia abajo hasta la base del cráneo.


Las migrañas; no el tipo que se puede quitar por medicinas sin receta o por unas tres o cuatro pastillas de Tylenol 3. Aún recetas médicas más potentes como Percodan, 222, inyecciones de morfina y hasta diferentes combinaciones de narcóticos y barbitúricos tenían poco de efecto. Había visitas constantes a la sala de emergencia del hospital (literalmente casi cada semana), acupuntura, terapia de masaje, todo lo que fue recetado y probado después, resultaba ser ineficaz a lo largo de los años.  


Mientras era algo casi continuo, la mayoría de los días él andaba con el vigor necesario para cumplir con sus responsabilidades diarias. Pero no era el caso en esa noche.  En esa noche, la posibilidad de alivio parecía no existir, y sin esperanza. No valía la pena llamar por una ambulancia como en otras noches; no había nada que la profesión médica podía ofrecer para darle alivio.  Mientras las lágrimas bajaban por la cara, el me pidió buscar su biblia. Yo tenía 12 años en ese momento, tal vez 13. Cuando regresé, mi padre me pidió que yo me sentara al lado de él en el piso para leer, una y otra vez, las únicas palabras reconfortantes para consolarle; el salmo 23; “Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo.” No olvidaré nunca esa noche.

Esa noche, y muchas otras, están grabadas en mi memoria. Como los momentos cuando él estaba predicando, y en medio de su sermón, él tenía que pedir disculpas al irse del púlpito y pedir al director de canto dirigir a la congregación en unos himnos mientras él se acostaba en el primer banco para recoger las fuerzas para seguir adelante. Me acuerdo también de todas las horas, centenas me imagino, sentado en la sala de emergencia hasta muy temprano en la mañana mientras él conseguía otra inyección para el dolor.


Es raro como ciertas cosas resaltan tantos años después, como esos doctores y enfermeras que eran atentos, empáticos, considerados; los que tenían un “trato personal” increíble. Pero había también unos que eran muy malos en comparación con Dr. Gregory House. (Tú sabes de quien estoy hablando si has mirado antes el programa americano que se llama “House.”) Nunca olvidaré a estas personas dado que eran tan frías, indiferentes e insensibles mientras administraban su “ayuda” médica.  Personalmente no he estado tan enfermo para necesitar auxilio así, y oro que éste nunca sea el caso. Pero yo podía ver que las actitudes completamente indiferentes de otras personas hicieron daño a mi papá y le hicieron lamentar ir en la busca de ayuda. De alguna manera aún el dolor tan severo que experimentaba era soportable en comparación con la indignidad de recibir tratamiento de proveedores médicos que no les importaba nada.


No soy doctor ni enfermero, entonces no puedo imaginar que tan difícil deba ser su trabajo. Estoy seguro que atender a personas que sufren todo el día puede producir cansancio. La hora debería llegar, especialmente después de un turno largo en la sala de emergencia, cuando se hace muy difícil para continuar sintiendo el dolor de otras personas de manera que se pueda seguir sintiendo empatía en cada interacción. Pero para la persona que está enferma, se siente sola, asustada, vulnerable e insegura acerca de lo que va a pasar, el “trato personal” de la enferma o del médico que le está atendiendo es crucial.


Alguien con un buen trato personal consuela y anima al paciente, es sensible en cuanto a los sentimientos de la persona, y el resultado es que usa el tono de voz, lenguaje corporal y su presencia para calmar al paciente y dejarle saber que está allí para ayudar. Alguien con un trato personal malo termina con dejar al paciente preocupado, dudoso y ansioso.


Jesús; quien era por supuesto el medico perfecto, tenía un trato personal tremendo. Era siempre sensible, preocupado y al corriente no solamente de la enfermedad física que tenía la persona, pero también estaba al corriente de que tan vulnerable, temerosa e insegura se sentía la persona.


Una de las historias más emotivas y emocionantes en todas las escrituras nos da un ejemplo del trato personal increíble de Jesús. En Marcos 7:31-35, mientras Jesús estaba caminando por un pueblo, se le presentó un hombre que era sordomudo. Lee esta historia pequeña y fíjate en el ejemplo maravilloso de Jesús cómo él trataba a la gente cuando se sentía desesperada:


“Jesús volvió a salir de la región de Tiro y, pasando por Sidón, llegó al Lago de Galilea, en pleno territorio de Decápolis. Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él. Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua. Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo al hombre: «¡Efatá!» (es decir: «¡Ábrete!»). Al momento, los oídos del sordo se abrieron, y se le desató la lengua y pudo hablar bien.”

Siendo alguien que no ha sufrido con una enfermedad así, yo hice unas investigaciones para saber cómo se siente ser sordo. Encontré una carta escrita por Ludwig Van Beethoven en octubre 1808 a su hermano Carl, mientras derramó su corazón describiendo los diferentes niveles del dolor emocional que sufría por no poder escuchar. Él usó palabras como “soledad,” “incomprendido,” “no poder descansar en la sociedad,” “completamente solo,” “un marginado,” “temor,” “torpe,” sospechoso,” “avergonzado” y “confundido.[ii] Jesús quería calmar sus temores y dejarle saber que Él estaba allí para ayudarle y no hacerle daño.


Luego, con un interés profundo en el bienestar de este hombre, Jesús puso los dedos en los oídos del hombre, escupió y tocó la lengua del hombre. El mundo antiguo tenía una creencia curiosa en el poder curativo de la saliva.[iv]

Entonces cuando tiene que ver con tus hermanos y hermanas que tienen un pasado homosexual, yo pregunto: ¿No deberíamos aplaudir este tipo de devoción? ¿No sería aconsejable señalar a estos discípulos de Jesús como un ejemplo de lo que quiere decir negarse a sí mismo y seguir a Jesús, en lugar de burlarse de ellos?


Como Beethoven que era sordo, los cristianos con una atracción por el mismo sexo han pasado la mayor parte de sus vidas viviendo en soledad, incomprendidos, solos, torpes, avergonzados y confundidos. Necesitamos tu ayuda. Necesitamos que tú seas sensible con tus palabras y comentarios. Necesitamos que tú no te alejes de nosotros. Necesitamos que tengas el “trato personal” del mismo modo que tenía Jesús.”


Hay gente con un buen trato personal que consuela y anima, es sensible en cuanto a cómo se siente la persona y a causa de esto, usa los tonos de voz, el lenguaje corporal y su presencia para calmar al paciente, y avisarle de que está allí para ayudar.  Hay gente con un mal trato personal que termina con dejar al paciente preocupado, inquieto y ansioso. Entonces hazte la pregunta: Cuándo tiene que ver con el trato de una persona quebrada que necesita un poco de compasión, ¿qué tipo eres tú?


Saber lo que tú NO deberías decir: Comunicación Eficaz con Cristianos con una Atracción por el Mismo Sexo

Parte Uno

Por Guy Hammond, Director Ejecutivo; Strength in Weakness Ministries.


1 Corintios 10:13 nos dice básicamente que somos todos iguales cuando tiene que ver con la tentación. Satanás aparentemente no tiene una muy buena imaginación porque todos nosotros batallamos con los mismos demonios. Mientras que estamos seducidos en distintos niveles en comparación con otras personas, esencialmente, luchamos con las mismas cosas. Mientras que tal vez no estés muy tentado a mentir, robar u odiar en esta etapa particular de tu vida cristiana, casi todos somos culpables de engaño, codicia y odio en ciertos momentos de nuestras vidas, entonces cuando la gente confiesa estas tentaciones o pecados, entendemos porque nosotros también somos culpables, de un nivel hacia otro.


Pero cuando el tema se enfoca en la homosexualidad o la atracción por el mismo sexo, la actitud de comprensión puede cambiarse muy abruptamente. Para los que no viven con atracciones indeseadas por el mismo sexo, esto es un tema muy desconcertante e incomprensible de entender, y con razón; las dificultades que enfrentas van más allá de lo que dicen las escrituras acerca del tema. No solo sabes que la homosexualidad está prohibido por Dios; pero el mero pensamiento de estar hasta tentado con esto va en contra de todo nuestro ser; no tiene sentido y parece completamente anormal.



Para ser justo . . .


Dicho esto; sería una suposición ridícula asumir que podrías posiblemente entender como un cristiano con una atracción por el mismo sexo puede pensar o sentirse acerca del tema; o como es tener una atracción sexual y emocional por el mismo sexo. También es comprensiblemente razonable que sería difícil para ti saber lo que puedes decir a un cristiano con una atracción por el mismo sexo que sería de ayuda, dado que la mayoría de los discípulos nunca han tenido que enfrentar esta tentación particular en sus vidas.


Bueno, está bien. ¡Aquí estoy para ayudar! He sido un cristiano fiel por casi 25 años, pero tengo también un pasado homosexual y sigo viviendo con atracciones por el mismo sexo, entonces tengo un buen conocimiento de lo que puedes decir que sería beneficioso cuando intentas caminar junto a tu hermano o hermana que vive con atracciones indeseadas por el mismo sexo.



No estoy bromeando, ¡he escuchado tales cosas!


Aprecio completamente que es un tema muy confuso para la mayoría de las personas y te puede dejar en la busca de las palabras correctas. Entonces, hago esfuerzos para tomarlo en cuenta cuando escucho algunos de los consejos dados en este tema. A lo largo de los años, he escuchado a cristianos dando consejos que me dejaron igual de confuso, sin mencionar lastimado y hasta ofendido. “Ponte pantalones más flojos”, “participa en más deportes”, “sal con unas chicas”, e incluso “mira pornografía heterosexual” son unos ejemplos de las “perlas de sabiduría” que he escuchado salir de las bocas de las personas en su intento de “ayudar”. ¡No estoy inventando esto! ¡A veces no sé si yo debería reír o llorar!


El arte de la comunicación eficaz tiene tanto que ver con saber qué es lo que NO deberías decir con saber lo que deberías decir. A propósito, si estás con dudas de los comentarios mencionados arriba, puedo confirmar que cuando estás intentando ayudar a alguien con este reto en su vida, ¡son cosas que definitivamente no deberías decir!


Hay que llegar a un acuerdo primero


Para poder explicarte de manera adecuada la razón por la cual ciertas cosas que puedes decir no son realmente beneficiosas, primero tenemos que estar de acuerdo en un punto muy importante que es el siguiente: los que viven con atracciones por el mismo sexo no escogieron esto para sus vidas. Definitivamente no escogí esto.

No digo que nací con atracciones homosexuales; lo que digo es que no escogí deliberadamente tener una atracción por el mismo sexo. Nunca he hablado con alguien con una atracción homosexual que simplemente decidió que esto es lo él o ella iba a hacerse. Nunca.


Si la gente nació “gay” o no, eso ha sido un tenso debate por décadas. Muchos cristianos que tienen una atracción por el mismo sexo creen que nacieron así y hay unos buenos argumentos que usan para justificarse.  Pero a fin de cuentas, no creo que valga la pena gastar tiempo en discutirlo, y no es mi propósito enfocarme en el tema de la causalidad, pero por el bien de este artículo te puedo decir que en este punto de mi vida, mi opinión personal es que no nací con atracciones por el mismo sexo.


En mi propia vida, me doy cuenta que debido a una combinación compleja de varios factores: los pecados cometidos por otras personas contra mí, incluyendo el abuso sexual por un hombre cuando yo tenía ocho años, las malas decisiones que tome con el transcurso del tiempo y los pecados que resultaron de estas decisiones, una relación malsana con mis padres, y posiblemente hasta algo genético incluido en el asunto, que salí así.  No creo que yo nací así.


Pero si la gente nace con atracciones por el mismo sexo, o si tiene una predisposición hacia la homosexualidad o si es principalmente debido a una combinación de factores durante los años formativos de la vida de un niño o niña, es francamente muy académico para mí. ¿Por qué? Porque la realidad para mi es que cada parte de mi ser me dice que yo nací así.  Se siente así en mi corazón y alma, independientemente de lo que confirma o no la ciencia. ¿Por qué? Porque no desperté un día decidido a tener una atracción por el mismo sexo. Es todo lo que he conocido y yo hubiese sacrificado el brazo derecho y aún más para deshacerme de esto. Yo tenía poca opción en cuanto a mi orientación.

Nunca escogí esto conscientemente, y como ya dije, nunca he conocido a alguien que ha escogido eso conscientemente. Con la vergüenza, el bochorno, el aislamiento y el rechazo a menudo asociados con la homosexualidad para los que viven con esto diariamente, ¿quién en este mundo  escogería esto si tuviera la opción? Me di cuenta de mis sentimientos homosexuales al alcanzar la pubertad, así como tú te diste cuenta de tus sentimientos heterosexuales cuando tú alcanzaste la pubertad. No era una elección consciente, solo resultó así. Entonces no supongas que la homosexualidad es una preferencia sexual que se escoge conscientemente.  Porque no lo es.



¡No vas a encontrar excusas aquí!


Permíteme añadir esto: Yo sé que nada me da el derecho de pecar.  Incluso si yo naciera con una atracción por el mismo sexo, Jesús me llama a vivir para él y de no estar dominado por estas tentaciones.  Es mi cruz a cargar para poder ser un discípulo de Él, y es una cruz que yo he estado muy dispuesto y entusiasmado a cargar porque amo a Jesús, y estoy honrado que Dios me ha dado una esposa e hijos tan comprensivos y amigos que permanecen a mi lado para ayudarme a cargar mi cruz diariamente.    


Ya que he aclarado todo lo anterior; por favor no pienses que esto es algo que se puede cambiar al "hacer más esfuerzos" o solo "al arrepentirse” o “al jugar más deportes”. Por favor no prometas curación cuando la persona tiene “más fe.” Por favor no sugieras que es algo que “se puede superar” solo al salir con más mujeres (para los varones) o salir con más varones (para las mujeres). Los problemas son mucho más complejos y multidimensionales que eso. Aunque creo que Dios puede interceder en la vida de alguien y cambiar las atracciones indeseadas por el mismo sexo, Él decide no hacerlo.


Entonces, para mí, la esperanza de cambiar mi orientación sexual es igual de difícil que cambiar el color de mi piel. Mi atracción por el mismo sexo no es algo que HAGO, es algo que SOY. No es algo que ESCOGÍ, es algo que solamente ES. Entender esto es crucial. Te ayudará a ser sensible en tu comunicación.



Una Milla en Nuestros Zapatos


Intenta imaginar que tan frustrante, solitario y confuso puede ser si tú te das cuenta que eres algo de que la mayoría de la población se burla, se ríe, ridiculiza y condena. Imagina que tan difícil sería entonces intentar manejarse en la vida, aterrorizado acerca de la idea que alguien va a descubrir tu secreto, andar siempre con el sentimiento de que necesitas esconder quien eres de las personas más cercanas. Intenta visualizar que tan desconcertante sería si fueras ¡cristiano con una atracción por el mismo sexo al mismo tiempo! Tienes el deseo intenso de amar a Dios pero tienes que luchar contra este otro deseo de estar amado de manera que está prohibida por Dios. ¿Y qué de llevarse bien en la sociedad? Tienes ganas de ser “normal” como todos los demás pero hay el conflicto de los deseos de ser honesto a ti mismo. Y para el colmo; tu no pediste esto, y por lo que tú sabes, no hiciste nada para causar esto, pero aquí estas con esta carga, constantemente. Te aseguro; ¡es un desafío y a veces una vida agotadora a llevar!


Cuando estás en comunicación con un discípulo que tiene una atracción por el mismo sexo, necesitas tener una cantidad enorme de respeto por lo que ha superado para hacerse cristiano, y quedarse cristiano. ¡Estas personas son héroes! Necesitas tener también mucho amor y compasión en las palabras que usas.


Respuestas fáciles que son inútiles


Aquí hay unos comentarios que he escuchado en el pasado y realmente no son de ayuda.

¿En tu opinión, que causó tu homosexualidad?

“¿Cuándo y cómo decidiste que eras homosexual?”

La homosexualidad es una fase pasajera no más.

Muchos pederastas son homosexuales, ¿esto te preocupa?

Solo decide no ser homosexual.

Arrepiéntete no más.

No has orado suficiente.

“Tienes que ser más fiel.”


De la perspectiva del homosexual, muchas de las frases que los cristianos usan imprudentemente suenan completamente absurdas. Aplicar estas frases a la heterosexualidad podría ayudar a entender su frustración.


[ii] Barclay, William. The Gospel of Mark. tercer edición, Edimburgo, Escocia: St. Andrew P, 1953. 182-83.


[iv] Yarhouse, Mark A., y Lori A. Burkett. Sexual Identity: A Guide to Living in the Time Between the Times. Nueva York: University P of America, Incorporated, 2003. 8.



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